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jueves, 6 de septiembre de 2012

Pensarte.
Volver a tu idea.
Y que ya estemos epistemológicamente en desacuerdo.

Lo inefable


“El sujeto es hablado” leí hoy en algún lado, Esa premisa se había impregnado en mi mente y volvía recurrentemente. Me había llamado la atención pero debo advertir que no la comprendí del todo. ¿A qué se refiere específicamente? ¿A que hay un “algo” (o “alguien”) adentro mío que me conoce mejor que yo? ¿A que yo soy yo en tanto lo que digo que soy? ¿A que soy un instrumento de algo más que me utiliza para hablar?
Se me ocurren cientas de interpretaciones, podría darle vueltas hacia donde quisiera. Entre todas, la posibilidad más atinada me parece la de creer que no sólo mi yo, sino también mi mente, mi cotidianeidad, mi mundo entero, están atravesados por el lenguaje que hablo y pienso.
Es decir, todo lo que pienso lo pienso hablado, incluso cuando pienso en imágenes las categorizo en una palabra. El mundo es mundo desde que uno lo reconoce como tal y empieza a ordenarlo con el orden que hablarlo implica. Entonces, si el lenguaje me enseña a categorizar las imágenes y a ordenar el mundo, soy sujeto en tanto hablo un lenguaje que me forma y me condiciona.
El lenguaje encauza pensamientos, ideas abstractas, las sistematiza, ordena y da sentido. A través del lenguaje se cosifica el mundo… ahora bien, el quedarme con esta interpretación no me facilita las cosas. ¿Qué lugar me queda a mí frente a este lenguaje que me habla? Si todos ordenamos el mundo según la forma en que nos enseñan a hablarlo no podría explicarme qué me diferencia de otros además del cuerpo. ¿Cómo todos no somos iguales, pensamos lo mismo y hablamos de la misma manera? ¿Será que hay distinciones dentro del lenguaje para justificar la diferencia? Si las mismas palabras son diferencias entre ellas mismas… ¿cómo las distancias entre ellas puede ser subjetiva? No es factible… me escandaliza la idea de pensarme atravesado y determinado por algo que me excede. Es un pensamiento religioso en alguna medida. Pero aun así es cierto que no puedo dejar de pensar con las categorías en las que hablo.
Pero si yo soy en algo particular debo ser capaz de crear. S pr jmpl mpzr scrbr sn vcls, pnsr sn vcls, hblr sn vcls… ¿Cmbr lg? No. No se puede pensar sin vocales, no tiene sentido. Aunque no deba tenerlo… si desordnoelos   espacios, si inventacionara parábolas. Si los hilos dramatúrgicos del álamo es pelus nante, pelusa mediante. ¡No, no y no! Odeup atsah ribircse sal sarbalap la sever… y que no cambie el sentido. El orden es el mismo, mi cabeza los piensa igual. Luego los desordena, los modifica, siempre con un molde previo. ¿Será que no se puede escapar a la opresión del lenguaje? Me siento esclavizado, sin escapatoria. Más que nunca. Cómo pueden mis sentimientos ser míos, pertenecerme, si los vivo con el nombre que otros le dieron.
Si el lenguaje me habla, si soy hablado. ¿Dónde está el grado de libertad individual? ¿Dónde queda todo aquello que no es nombrado?
Me arrolla la intensidad de la vida,
me enrolla, 
me subsume,
me incompleta.

Arrasa con la estabilidad anímica.
Me vacía,
me desordena,
me caotiza.

Mar de llanto y después...
Te resignifico,
rompo tu idea
y deconstruyo el deseo,

y a vos.